jueves, 20 de agosto de 2020

1º bach. Literatura universal. El libro de Job (Ayûb). TEMA 1. Textos

 

Origen del nombre Job:

Hebreo

Significado del nombre Job:

Viene de Ayûb: "perseguido, odiado"

Historia del nombre Job:

Job es el patriarca bíblico que se ha convertido en el símbolo de la paciencia y el sufrimiento. Dios hizo que lo perdiera todo y enfermara, pero nunca dejó de tener fe.



EL LIBRO DE AYÛB (JOB)


Integridad y riquezas de Job

1 Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job; y era aquel hombre intachable[a], recto, temeroso de[b] Dios y apartado del mal. Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y muchísima servidumbre; y era aquel hombre el más grande de todos los hijos del oriente. Sus hijos solían ir y hacer un banquete en la casa de cada uno por turno, e invitaban[c] a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos. Y sucedía que cuando los días del banquete habían pasado[d], Job enviaba a buscarlos y los santificaba, y levantándose temprano, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque Job decía: Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones. Así hacía Job siempre. Hubo un día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor, y Satanás[e] vino también entre ellos. Y el Señor dijo a Satanás: ¿De dónde vienes? Entonces Satanás respondió al Señor, y dijo: De recorrer la tierra y de andar por ella. Y el Señor dijo a Satanás: ¿Te has fijado[f] en mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra, hombre intachable[g] y recto, temeroso de[h] Dios y apartado del mal. Respondió Satanás al Señor[i]: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No has hecho tú una valla alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene, por todos lados? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, verás si no te maldice en tu misma cara. 12 Entonces el Señor dijo a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu poder[j]; pero no extiendas tu mano sobre él. Y Satanás salió de la presencia del Señor.

Job 1, 1-12

Dios convence a Job de su ignorancia



38 Entonces el Señor respondió a Job desde el torbellino y dijo:

¿Quién es éste que oscurece el consejo
con palabras sin conocimiento?
Ciñe ahora tus lomos como un hombre,
y yo te preguntaré, y tú me instruirás.
¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra?
melo, si tienes[a] inteligencia.
¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes,
¿o quién extendió sobre ella cordel?
¿Sobre qué se asientan sus basas,
o quién puso su piedra angular
cuando cantaban juntas las estrellas del alba,
y todos los hijos de Dios gritaban de gozo?

¿O quién encerró con puertas el mar,
cuando, irrumpiendo, se salió de 
su seno;
cuando hice de una nube su vestidura,
y de espesa oscuridad sus pañales;
10 cuando sobre él establecí límites[b],
puse puertas y cerrojos,
11 y dije: “Hasta aquí llegarás, pero no más allá;
aquí se detendrá el orgullo de tus olas”?

12 ¿Alguna vez en tu vida[c] has mandado a la mañana,
y hecho conocer al alba su lugar,
13 para que ella eche mano a los confines de la tierra,
y de ella sean sacudidos los impíos?
14 Ella cambia como barro bajo el sello;
y como con vestidura se presenta[
d].
15 Mas se quita la luz a los impíos,
y se quiebra el brazo levantado.

16 ¿Has entrado hasta las fuentes del mar,
o andado en las profundidades[
e] del abismo?
17 ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte,
o has visto las puertas de la densa oscuridad?
18 ¿Has comprendido la extensión[f] de la tierra?
melo, si tú sabes todo esto.

19 ¿Dónde está el camino a la morada de la luz?
Y la oscuridad, ¿dónde está su lugar,
20 para que la lleves a su territorio,
y para que disciernas los senderos de su casa?
21 ¡Tú lo sabes, porque entonces ya habías nacido,
y grande es el número de tus días!
22 ¿Has entrado en los depósitos de la nieve,
o has visto los depósitos del granizo,
23 que he reservado para el tiempo de angustia,
para el día de guerra y de batalla?
24 ¿Dónde está el camino en que se divide la luz,
o el viento solano esparcido sobre la tierra?

25 ¿Quién ha abierto un canal para el turbión,
o un camino para el rayo,
26 para traer lluvia sobre tierra despoblada[g],
sobre un desierto sin hombre alguno,
27 para saciar la tierra desierta y desolada,
y hacer brotar las semillas[
h] de la hierba?
28 ¿Tiene padre la lluvia?
¿Quién ha engendrado las gotas de rocío?
29 ¿Del vientre de quién ha salido el hielo?
Y la escarcha del cielo, ¿quién la ha dado a luz?
30 El agua se endurece[i] como la piedra,
y aprisionada está la superficie del abismo.

31 ¿Puedes tú atar las cadenas de las Pléyades,
o desatar las cuerdas de Orión?
32 ¿Haces aparecer una constelación[j] a su tiempo,
y conduces la Osa con sus hijos?
33 ¿Conoces tú las ordenanzas de los cielos,
o fijas su dominio en la tierra?

34 ¿Puedes levantar tu voz a las nubes,
para que abundancia de agua te cubra?
35 ¿Envías los relámpagos para que vayan
y te digan: “Aquí estamos?”
36 ¿Quién ha puesto sabiduría en lo más íntimo del ser,
o ha dado a la mente[
k] inteligencia?
37 ¿Quién puede contar las nubes con sabiduría,
o inclinar los odres de los cielos,
38 cuando el polvo en masa se endurece,
y los terrones se pegan entre sí?

39 ¿Puedes cazar la presa para la leona,
o saciar el apetito de los leoncillos,
40 cuando se agachan en sus madrigueras,
o están al acecho en sus guaridas?
41 ¿Quién prepara para el cuervo su alimento,
cuando sus crías claman a Dios,
y vagan sin comida?


La Biblia de Las Américas. Job 38, 1-43




Dios habla de la naturaleza y sus criaturas

39 ¿Conoces tú el tiempo en que paren las cabras monteses[a]?
¿Has observado el parto de las ciervas?
¿Puedes contar los meses de su gestación,
o conoces el tiempo en que han de parir?
Se encorvan, paren sus crías,
y se libran de sus dolores de parto.
Sus crías se fortalecen, crecen en campo abierto;
se van y no vuelven a ellas.

¿Quién dejó en libertad al asno montés?
¿Y quién soltó las ataduras del asno veloz,
al cual di por hogar el desierto,
y por morada la tierra salada?
Se burla del tumulto de la ciudad,
no escucha los gritos del arriero.
Explora los montes buscando su pasto,
y anda tras toda 
hierba verde.
¿Consentirá en servirte el búfalo,
o pasará la noche en tu pesebre?
10 ¿Puedes atar al búfalo con coyundas[b] para el surco,
o rastrillará los valles en pos de ti?
11 ¿Confiarás en él por ser grande su fuerza
y le confiarás tu labor?
12 ¿Tendrás fe en él de que te devolverá tu grano[c],
de que lo recogerá de tu era?

13 Baten alegres las alas del avestruz,
¿acaso con el ala y plumaje del amor[
d]?
14 Porque abandona sus huevos en la tierra,
y sobre el polvo los calienta;
15 se olvida de que algún pie los[e] puede aplastar,
o una bestia salvaje los[
f] puede pisotear.
16 Trata a sus hijos con crueldad, como si no fueran suyos;
aunque su trabajo sea en vano, le es indiferente[
g];
17 porque Dios le ha hecho olvidar la sabiduría,
y no le ha dado su porción de inteligencia.
18 Pero cuando se levanta en alto[h],
se burla del caballo y de su jinete.

19 ¿Das tú al caballo su fuerza?
¿Revistes su cuello de crines?
20 ¿Le haces saltar como la langosta?
Terrible es su formidable resoplido;
21 escarba[i] en el valle, y se regocija en su fuerza;
sale al encuentro de las armas.
22 Se burla del temor y no se acobarda,
ni retrocede ante la espada.
23 Resuena contra él la aljaba,
la lanza reluciente y la jabalina.
24 Con ímpetu y furor corre sobre[j] la tierra;
y no se está quieto al sonido de la trompeta.
25 Cada vez que la trompeta suena, como que dice: “¡Ea!”,
y desde lejos olfatea la batalla,
las voces atronadoras de los capitanes y el grito de guerra.

26 ¿Acaso por tu sabiduría se eleva el gavilán,
extendiendo sus alas hacia el sur?
27 ¿Acaso a tu mandato[k] se remonta el águila
y hace en las alturas su nido?
28 En la peña mora y se aloja,
sobre la cima del despeñadero[
l], lugar inaccesible.
29 Desde allí acecha la presa[m];
desde muy lejos sus ojos 
la divisan.
30 Sus polluelos chupan la sangre;
y donde hay muertos, allí está ella.


Job, 39, 1-31



Reto de Dios a Job

40 Entonces continuó el Señor y dijo a Job:

¿Podrá el que censura contender con el Todopoderoso[a]?
El que reprende a Dios, responda a esto.

Entonces Job respondió al Señor y dijo:
He aquí, yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte?
Mi mano pongo sobre la boca.
Una vez he hablado, y no responderé;
aun dos veces, y no añadiré más.

Entonces el Señor respondió a Job desde la tormenta y dijo:
Ciñe ahora tus lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me instruirás.
¿Anularás realmente mi juicio?
¿Me condenarás para justificarte tú?
¿Acaso tienes tú un brazo como el de Dios,
y truenas con una voz como la suya?

10 Adórnate ahora de majestad y dignidad,
y vístete de gloria y de esplendor.
11 Derrama los torrentes de tu ira,
mira a todo soberbio y abátelo,
12 mira a todo soberbio y humíllalo,
y pisotea a los impíos donde están[
b].
13 Escóndelos juntos en el polvo;
átalos[
c] en el lugar oculto.
14 Entonces yo también te confesaré[d]
que tu mano derecha te puede salvar.

Job 40, 1-14


Confesión y restauración de Job

42 Entonces Job respondió al Señor, y dijo:

Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas,
y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado.
“¿Quién es éste que oculta el consejo sin entendimiento?”
Por tanto, he declarado lo que no comprendía,
cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no sabía.
“Escucha ahora, y hablaré;
te preguntaré y tú me instruirás.”
He sabido de ti sólo de oídas,
pero ahora mis ojos te ven.
Por eso me retracto,
y me arrepiento en polvo y ceniza.


Job 42, 1-7


10 Y el Señor restauró el bienestar de Job cuando éste oró por sus amigos; y el Señor aumentó al doble todo lo que Job había poseído.11 Entonces todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes, vinieron a él y comieron pan con él en su casa; se condolieron de él y lo consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él. Cada uno le dio una moneda de plata, y cada uno un anillo de oro. 12 El Señor bendijo los últimos días de Job más que los primeros; y tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. 13 Y tuvo siete hijos y tres hijas. 14 Llamó a la primera Jemina, a la segunda Cesia y a la tercera Keren-hapuc. 15 Y en toda la tierra no se encontraban mujeres tan hermosas como las hijas de Job; y su padre les dio herencia entre sus hermanos. 16 Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta cuatro generaciones. 17 Y murió Job, anciano y lleno de días.


Job 42, 10 -17






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