LA LITERATURA CONTEMPORÁNEA EN LA LITERATURA UNIVERSAL
Bloque III
Optativa de 1º de Bachillerato.
APUNTES BÁSICOS
Libro de texto: Ed. Oxford
Índice:
LA LITERATURA DE FIN DE SIGLO. (Tema 9 del libro de texto)
LAS VANGUARDIAS. LA LÍRICA DEL SIGLO XX (Tema 10)
LA NARRATIVA DEL SIGLO XX (Tema 11)
EL TEATRO EN EL SIGLO XX (Tema 12)
LA LITERATURA DE FIN DE SIGLO
1.1. El espíritu de Fin de Siglo.
En las últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX, se extiende un clima espiritual caracterizado por el cuestionamiento de los valores de la sociedad burguesa. Sus características son las siguientes:
Sentimiento antiburgués. El rechazo del mundo burgués y el desdén hacia su vulgaridad se traducen en la aparición de dos nuevos tipos sociales: el bohemio, artista inadaptado de comportamiento amoral y autodestructivo, y el dandi, que se distingue por su extremo refinamiento.
Esteticismo. La búsqueda de la belleza como un fin en sí misma se contrapone al sentido práctico de la sociedad burguesa. El arte se convierte en refugio frente al prosaísmo de la realidad.
Irracionalismo y antipositivismo. Ambos se reflejan en las doctrinas vitalistas de Shopenhauer y su concepto de voluntad; en Nietzsche y su crítica radical a los valores occidentales; en Bergson y su defensa de la intuición; y en el auge de las doctrinas ocultistas y panteístas.
Hastío. La imposibilidad de dar un sentido a la vida genera un sentimiento de tedio; este vacío existencial se combate con el culto al placer y al erotismo.
Deseo de evasión: Las obras se sitúan en geografías remotas o imaginarias, y renace el gusto por la mitología, los cuentos de hadas, el pasado legendario o los ambientes lujosos. El escapismo y el esteticismo son rasgos definitorios de dos tendencias características de Fin de Siglo: el parnasianismo, en la poesía, y el prerrafaelismo, en la pintura.
Con el espíritu de Fin de Siglo se vinculan diversos movimientos artísticos y literarios, entre ellos el decadentismo. Esta actitud estética y vital se concreta en la complacencia en la descomposición social, la atracción por la crueldad y la inmoralidad, y la exquisitez y el artificio como defensa frente al mundo
Baudelaire y Las flores del mal
Este poemario del francés Charles Baudelaire (1821 – 1867) es considerado el punto de partida de la poesía moderna. En él encontramos los temas característicos del simbolismo: el tedio, la búsqueda del ideal, la ciudad como expresión del mundo deshumanizado, el anhelo de evasión o la mujer como encarnación de la sensualidad. El poeta es capaz de percibir el sentido oculto tras la realidad y expresarlo por medio de símbolos.
Los poetas simbolistas franceses
El simbolismo alcanza su plenitud con los poetas Paul Verlain, Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé. En sus obras se aprecia la deuda con Baudelaire y, además, la búsqueda de efectos sonoros, el empleo del verso libre y una lengua poética apartada de la cotidiana.
Otros poetas simbolistas
Destacan el irlandés William Butler Yeats, que utiliza elementos de la mitología y el folclore de su país; el francés Paul Valéry (El cementerio marino), que cultiva la poesía pura, caracterizada por la hondura metafísica y la desnudez formal; el alemán Rainer María Rilke (Elegías de Duino), que trata de dotar de sentido la realidad sensible por medio de la palabra poética; y el griego Konstantin Kavafis, quien en su obra combate la melancolía por medio de la memoria, la sensualidad y la belleza.
La narrativa de Fin de Siglo
La reacción contra la novela realista y su reflejo de la vida de la sociedad burguesa se plasma en distintas corrientes:
Novela decadentista. Se caracteriza por el refinamiento aristocrático, la fascinación por la belleza o la complacencia en la depravación y la enfermedad. Su principal representante es el irlandés Oscal Wilde (El retrato de Dorian Gray).
Novela de aventuras. Expresa el deseo de evasión de una realidad rutinaria. Puede narrar aventuras marinas, o estar ambientada en lugares exóticos o en espacios imaginarios. Los autores más importantes son Robert Louis Stevenson (La isla del tesoro), Emilio Salgari (El corsario negro), Joseph Conrad (El corazón de las tinieblas), Rudyar Kipling (El libro de la selva o Capitanes intrépidos) y Jule Verne (Viaje al centro de la Tierra).
Novela de ciencia ficción. Fruto de la fascinación o la desconfianza hacia los descubrimientos y avances científicos, es cultivada por Jules Verne (De la Tierra a la Luna), Arthur Conan Doyle (El mundo perdido) o H. G. Welles (La guerra de los mundos).
LAS VANGUARDIAS. LA LÍRICA DEL SIGLO XX.
Contexto histórico
En la primera mitad del siglo XX, las dos guerras mundiales , la Revolución rusa, las nuevas teorías científicas, como la relatividad de Einstein, y las innovaciones artísticas extremas transformaron la concepción del mundo.
Las vanguardias y la crisis de Occidente
En respuesta a esta situación de crisis, se desarrollan, en Europa y América, los movimientos de vanguardia, que reflejan el radical descontento ante el presente y el desprecio hacia todo el proceso histórico que ha conducido a él.
Características de las vanguardias
Sus principales rasgos son:
Primitivismo. La mitificación del hombre primitivo explica la inspiración en tradiciones artísticas previas o ajenas a la cultura occidental, en el arte popular o en el mundo infantil.
Antirrealismo. Se rechazan la razón y la ciencia como principios sobre los que se asienta la cultura occidental.
Irracionalismo. Se rechazan la razón y la ciencia como los principios sobre los que se asienta la cultura occidental.
Vocación minoritaria. Las obras, herméticas por su antirrealismo e irracionalismo, se dirigen a un público minoritario e iniciado.
Afán de experimentación. Se ensayan técnicas para lograr la originalidad (caligrama, cadáver exquisito, escritura fonética, collage, ready-made).
Movimiento de vanguardias
En Europa, los más destacados son:
Futurismo. Liderado por Martinetti, se caracteriza por la exaltación de la velocidad, la técnica, el deporte o la fuerza.
Dadaísmo. Su principal representante es Tristán Tzara. Se propone demoler la cultura burguesa, regresando a un estado de inocencia originaria.
Expresionismo. Se caracteriza por el rechazo a la guerra, la tendencia a la deformación grotesca, y la expresión de la angustia y la soledad del yo en una sociedad considerada alienante.
Surrealismo. Fundado por André Breton y muy influido por el psicoanálisis de Freud, rompe con las ataduras de la moral y de la razón, y reivindica la pasión, la intuición, los sueños o el azar.
La lírica del siglo XX
Los principales focos y autores son:
En el ámbito anglosajón: Destaca el modernism de Ezra Pound y T. S. Eliot, que influyen en autores posteriores, como Dylan Thomas, Auden o John Asbery. Además se desarrollan la poesía objetivista y la poesía confesional (como la de Sylvia Plath).
Los poetas rusos. Todos fueron víctimas de la represión estalinista, como Anna Ajmatova o Boris Pasternak.
Poetas polacos, como Wislawa Szymborska o Czeslaw Milosz.
Poetas judíos en lengua alemana cuyas vidas estuvieron marcadas por el nazismo, como Paul Celan o Nelly Sachs
Hermetismo italiano. Podemos citar a Giuseppe Ungaretti.
Poesía en español. Destacan Juan Ramón Jiménez, la Generación del 27 y los grandes poetas latinoamericanos (César Vallejo, Huidobro, Pablo Neruda, Octavio Paz...)
T.S. Eliot.
Es el poeta en lengua inglesa (estadounidense) más influyente del pasado siglo. Su obra La tierra baldía (The Wast Land) constituye una metáfora de la modernidad occidental, caótica y materialista, a la que el poeta opone el deseo de trascendencia y la idea de resurrección. Los Cuatro Cuartetos presenta un carácter más filosófico; su tema central es el paso del tiempo y los instantes de plenitud que de él nos arrancan.
Fernando Pessoa
En su obra, el poeta portugués reflexiona sobre la identidad individual, cuya crisis se expresa en los heterónimos a quienes atribuye sus poemas: Álvaro de Campos, Alberto Caeiro, Ricardo Reis, cada uno de ellos con su propia biografía y cosmovisión.
LA NARRATIVA DEL SIGLO XX
La renovación de la narrativa
Los cambios en los ámbitos político, social, económico y científico del siglo XX ponen en cuestión la antigua manera de narrar. Se abandona el modelo realista y se inicia un proceso de renovación formal cuyos principales rasgos son el subjetivismo, el predominio de la primera persona, la multiplicación de las voces narrativas y los puntos de vista, la pérdida de importancia de la acción, el uso del monólogo interior, el desorden cronológico y la exigencia de un lector activo.
Novela lírica y novela intelectual
En el primer tercio del siglo, se produce una aproximación de la novela a otros géneros: la lírica, en autores como Hermann Hesse (El lobo estepario o Siddharta), Virginia Woolf (Al faro, Las olas) o Hermann Broch; o el ensayo (El hombre sin atributos, de Robert Musil; La montaña mágica de Thomas Mann).
Ulises, de James Joyce
Ulises certifica la disolución total del modelo realista. Narra un día en la vida de Leopold Bloom, que deambula por la ciudad de Dublín, en un paralelismo paródico con personajes y episodios de la Odisea; sin embargo, el elemento principal es el lenguaje: las interminables enumeraciones, los ejercicios de estilo, las rimas internas, la transcripción de conversaciones simultáneas o el monólogo interior.
En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust
Esta obra reconstruye la vida del narrador hasta el despertar de su vocación como escritor. Sus principales ejes temáticos son el tiempo – y cómo determinadas experiencias sensoriales y la escritura permiten recuperarlo-, el amor, especialmente los celos. El narrador realiza constantes digresiones, con un estilo muy elaborado.
Franz Kafka
Su identidad compleja (checo, judío y germanoparlante), la conflictiva relación con su padre, la disociación entre una vida gris y la pasión por escribir, y su personalidad atormentada influyen en su obra, de carácter simbólico o alegórico (La metamorfosis, El proceso y El castillo)
La generación perdida
Se trata de un grupo de escritores norteamericanos que participaron en la Gran Guerra y fijaron su residencia en Europa. Comparten el antimilitarismo y la actitud crítica hacia la sociedad norteamericana, en obras como El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald; Manhattan Transfer, de John Dos Passos; o El ruido y la furia de William Faulkner. A excepción de Fitzgerald y Ernest Hemingway, se caracterizan también por el uso de técnicas experimentales.
La novela y la Segunda Guerra Mundial
Son numerosos los autores que indagan en el origen y desarrollo de los totalitarismos europeos y reflejan en sus obras las repercusiones de la guerra (Boris Pasternak, Funter Grass o Norman Mailler...) El Holocausto es objeto de atención en las obras de Primo Levi, Imre Kertész o Jorge Semprún.
La narrativa desde 1945
Realismos: Algunos autores pretenden representar de modo fiel la realidad, como reacción contra la novela experimental. Destacan el realismo sucio norteamericano (Charles Bukowski) y el neorrealismo italiano (Cesare Pavese).
Experimentalismos. Autores como Samuel Beckett, Lawrence Durrell o Vladimir Nabokov se sitúan en la estela de los grandes renovadores del siglo XX. En las últimas décadas destacan tres prácticas narrativas experimentales: la fusión de géneros, la metaficción y la autoficción.
Novela existencialista. Refleja la cosmovisión existencialista según la cual el ser humano ha sido arrojado a una vida sin objeto, marcada por el tedio y por la incomunicación. Destacan Jean-Paul Sartre (La náusea), Albert Camus (La peste) y Simone de Beauvoir (Los mandarines).
Novela alegórica. Cultivada por José Saramago (Ensayo sobre la ceguera), William Golding (El señor de las moscas) o Italo Calvino (El barón rampante) entronca con la obra de Sartre.
Otros subgéneros narrativos. Mantienen su vigencia el relato policíaco, la novela histórica o la ciencia ficción, que han sido cultivados por autores como George Orwell, Marguerite Yourcenar o Umberto Eco.
EL TEATRO EN EL SIGLO XX
Panorama general. Durante el siglo xx, conviven dos líneas de desarrollo de género dramático: un teatro comprometido con la realidad, reflejo de inquietudes sociales o políticas; Sin embargo, en algunos casos, el teatro comprometido no se ajusta al canon del realismo y existen obras de difícil adscripción. Un rasgo característico del teatro de los últimos decenios es la importancia que cobran los elementos no verbales de la representación.
El teatro de Fin de Siglo.
Las primeras tentativas de superación del realismo y del naturalismo del teatro del siglo XIX son el teatro simbolista de Oscar Wilde (Salomé); el teatro de Alfred Jarry (Ubú rey), antecedente del teatro del absurdo; y de Luigi Pirandello y sus Seis personajes en busca de autor, obra en la que reflexiona sobre la inexistencia de una verdad única y la necesidad humana de creer en Dios.
El teatro del absurdo.
Las obras de la corriente teatral dominante en la escena europea durante los años cincuenta y sesenta son alegorías de la condición humana y reflejan una visión del mundo pesimista y escéptica, cuyo trasfondo filosófico es el existencialismo ateo de Sartre y Camus.
Los temas recurrentes en esta tendencia son la falta de una justificación última que dé sentido a la vida, la pérdida de identidad del ser humano y la inutilidad del lenguaje, que condena a los hombres a la incomunicación. Entre sus mecanismos dramáticos característicos destacan la inexistencia de una intriga o acción única (episodios inconexos), la ausencia de coherencia psicológica en los personajes, y la reducción del lenguaje a una sucesión de sonidos o enunciados sin sentido.
Eugène Ionesco
Es el iniciador del teatro del absurdo con La cantante calva, una conversación disparatada y trivial de dos parejas burguesas. Es autor, además, de Las sillas, sobre la imposibilidad de la comunicación; y Rinoceronte, sobre la amenaza que se cierne sobre el individuo en los Estados totalitarios o en la sociedad contemporánea.
Samuel Beckett
Su pieza más representativa es Esperando a Godot, obra maestra del teatro del absurdo. En ella, Vladimir y Estragón esperan en balde a Godot mientras tratan de llenar el vació de su existencia.
El teatro existencialista. Representado por Jean-Paul Sartre (A puerta cerrada, Las moscas) y Albert Camus (El extranjero, Calígula). Recogen temas e inquietudes del teatro del absurdo, pero lo plasman en obras formalmente convencionales.
Bertold Brecht y el teatro épico.
Brecht es el máximo exponente del teatro de compromiso, medio de denuncia de las desigualdades sociales y la opresión política. Intenta evitar la identificación emocional, que anularía el juicio crítico del espectador, por medo de mecanismos de extrañamiento: el empleo de un narrador, carteles, escenarios no ilusionistas, fragmentación en escenas autónomas...
Las principales obras de Bretch son Madre Coraje y sus hijos La ópera de tres centavos, Terror y miseria del III Reich, la fábula El alma buena de Se-Chuan; y la pieza de ambientación histórica Vida de Galileo.
El realismo norteamericano
En el teatro realista destacan tres grandes autores estadounidenses:
Eugene O ´ Neill. Su obra más influyente es Largo viaje hacia la noche, una descarnada disección de las relaciones familiares. En este drama, el autor hace un viaje simbólico hacia la toma de conciencia de un fracaso vital.
Tennesse Williams. En sus obras (Un tranvía llamado deseo, La ata sobre el tejado de zinc caliente), indaga en los conflictos familiares a través de personajes atormentados, vencidos por el rencor, la culpa o la insatisfacción.
Arthur Miller. Frente al psocologismo de los anteriores, sus dramas (Las brujas de Salem, Panorama desde el puente) presentan una acusada dimensión social y política.
Fuera de Estados Unidos sobresalen el británico John Osborne, cuya obra Mirando hacia atrás con ira es el punto de partida del teatro de los Jóvenes Airados; y el teatro neorrealista italiano o de Eduardo Filippo.
TEXTOS.
POEMA DE PAUL VERLAINE (enlace a wikisource)
POEMA DE CHARLES BAUDELAIRE (enlace a circulodepoesia.com)
POEMAS DE ARTHUR RIMBAUD (enlace a amediavoz.com)